La Disfunción Eréctil es la incapacidad para lograr y/o mantener una erección suficientemente rígida para la penetración hasta la finalización del acto sexual.
A pesar de ser un cuadro frecuente, se calcula que solamente el 11% de esos varones consultan a un profesional para tratarse.
Para referirnos a las causas es absolutamente necesario utilizar un enfoque interdisciplinario, y hablamos de una causalidad predominantemente física o predominantemente psicológica.
Las causas físicas más comunes son:
Con respecto a las causas psicológicas, encontramos en la base de la Disfunción Eréctil:
- Vasculares (hipertensión arterial, tabaquismo, fuga venosa),
- Neurológicas (diabetes, esclerosis múltiple, alcoholismo, fracturas pélvicas),
- Hormonales,
- Quirúrgicas (operaciones de próstata, vejiga)
- Medicamentosas (psicofármacos, antihipertensivos), entre otras.
Con respecto a las causas psicológicas, encontramos en la base de la Disfunción Eréctil:
- Algunos trastornos psiquiátricos (depresión, trastornos de ansiedad, esquizofrenia),
- Factores vinculares (hostilidad conyugal, incompatibilidad sexual, crisis conyugales),
- Mecanismos psicológicos presentes en la relación sexual (ansiedad anticipatoria, temor al fracaso,
- Incapacidad para abandonarse a la experiencia sexual, monitoreo permanente de la función eréctil),
- Factores ligados a la educación sexual (información falsa, degradación de la sexualidad, autoexigencia), entre otras.
Criterios del DSM IV TR
A. Incapacidad, persistente o recurrente, para obtener o mantener una erección apropiada hasta el final de la actividad sexual.
B. La alteración provoca malestar acusado o dificultades de relación interpersonal.
C. El trastorno eréctil no se explica mejor por la presencia de otro trastorno (que no sea disfunción sexual) y no es debido exclusivamente a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas o fármacos) o a una enfermedad médica.
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