El Trastorno de la Excitación Sexual en la mujer consiste en la dificultad para obtener una respuesta de excitación (lubricación y dilatación de la Vagina) suficiente para llevar adelante una relación sexual completa y satisfactoria.
En épocas pasadas se denominaba “frígida” a la mujer que tenía problemas para excitarse, y actualmente se ha abandonado esta denominación desde la ciencia por ser incorrecta y peyorativa (aunque desde el sentido común sigue siendo utilizada).
El Trastorno de la Excitación Sexual en la mujer es poco frecuente, a diferencia de la alta frecuencia registrada en el trastorno correspondiente a la fase de excitación en el varón (Disfunción Eréctil).
Como ocurre con el varón, factores médicos y psicológicos están presentes en mayor o menor medida en este cuadro.
Las causas físicas más habituales son:
- Bajo nivel de estrógenos después de la menopausia.
- Trastornos neurológicos ((lesiones o enfermedades del Sistema Nervioso Central, diabetes, alcoholismo, etc.)
- Trastornos endocrinos
- Infecciones vaginales
- Medicaciones (psicofármacos y otras).
Dentro de las causas psicológicas, encontramos las siguientes:
- Ansiedad por el rendimiento (la mujer está preocupada por su rendimiento sexual lo cual dificulta su relajación)
- Rol de espectador (la mujer monitorea su respuesta de excitación bloqueando los reflejos que constituyen esa respuesta)
- Inadecuada estimulación física (la pareja estimula a la mujer poco tiempo, de manera apresurada, directamente en la zona genital, o de una forma diferente a la que ella espera)
- Comunicación deficiente respecto de lo que excita y lo que enfría a los miembros de la pareja.
Criterios Diagnósticos del DSM IV TR
A. Incapacidad, persistente o recurrente, para obtener o mantener la respuesta de lubricación propia de la fase de excitación, hasta la terminación de la actividad sexual.
B. El trastorno provoca malestar acusado o dificultades en las relaciones interpersonales.
C. El trastorno sexual no se explica mejor por la presencia de otro trastorno (excepto otra disfunción sexual) y no es debido exclusivamente a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas o fármacos) o a una enfermedad médica.
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